lunes, 23 de junio de 2008

Déjà vu


Todos tenemos alguna vez la experiencia, esa sensación que nos viene ocasionalmente, de que lo que estamos diciendo o haciendo ya lo hemos dicho y hecho antes, en una época remota; de haber estado rodeados, hace tiempo, por las mismas caras, objetos y circunstancias; de que sabemos perfectamente lo que diremos a continuación, ¡como si de pronto lo recordásemos!. Dickens

Cuando te conocí sabía que eras un recuerdo guardado en la memoria, reconocí tu voz, tus pensamientos, tus gustos, tus desatinos, sin embargo te estaba conociendo, era la primera vez que veía tu rostro. La sensación se perdió rápido, estaba distraída, pero mis sueños me hicieron recordar nuevamente a qué sabían tus labios, el aroma de tu piel y cuanto gozaba de tus caricias.

Algunos dirán que fue un déjà vu, pero yo podría jurar que es más allá de eso, te conocí en otra vida, en otro tiempo y una y otra vez te había perdido, por eso en esta vida no quería tomar el riesgo, prefería no darte entrada ¿para qué?

Al destino le gusta jugar con nosotros o nuestra mente, nos puso en el mismo camino para recordar que alguna vez estuvimos juntos, justo en el momento que estábamos a punto de separarnos nuevamente, pero en esta ocasión sin besos ni caricias previas, más allá de nuestros sueños.

Mis colores favoritos café y el rojo, pero en ti esos tonos me agraden, será que soñé como te he perdido una y otra vez, la sangre tiñe mis recuerdos y siempre vas vestido de café. El Verde y el beige inundan siempre mi cabeza cuando la lleno de recuerdos que no logro distinguir si sólo son sueños, como cuando hacemos el amor en el campo y me arropa tu mirada para olvidar el frío y dejarme llevar por el momento.

Frío, siempre tuve frío, desde antes, desde siempre…ese también es otro de los elementos que embonan en cada uno de los engranes de nuestra historia, no alcanzo a comprender si ya le pertenecía a otro hombre pero siempre culmina la historia con tu muerte y el frío entre los huesos que cala cuando me falta tu respiración sobre la espalda.

¿Será por eso que en esta vida no disfruto del frío y a ninguno nos gusta el café en tu ropa?

Una noche sin darme cuenta te reconocí y decidí que me jugaría la eternidad por probar tu boca, apostándole al futuro, dejaría de ser quien soy por ser la que tú buscas, la que amanece contigo. Esta noche tu boca es mi porque y yo seré tu destino.

Nunca supe tu nombre, por más que lo intente ni los sueños me revelan quién eras, quién fui yo y por qué he de perderte en cada apuesta de vida, siempre después de cada caricia morimos un poco, siempre después de saberse amado el miedo invade territorio.

¿Por qué no ha de ser así? Sí ahora sé que no quiero perderte, como no lo había querido antes, aunque suceda en cada intento ¿será que es tiempo de cantar victoria?

2 comentarios:

In phidelio dijo...

"Una noche sin darme cuenta te reconocí y decidí que me jugaría la eternidad por probar tu boca, apostándole al futuro".

Una frase que resumen todo, muy buena. Sigue creciendo esto.

Anónimo dijo...

“Por eso en esta vida no quería tomar el riesgo, prefería no darte entrada ¿para qué?”
Eso me llegó, he estado en ese status todo este año, dejando pasar historias que nunca sabré a dónde pudieron llevarme, me quedé con el mar y sus recuerdos sin volver a él.

El salitre sólo lo tengo en las noches-especialmente la temporada de lluvias- en que ella no está (y ya son casi mil!!)

De las gaviotas sólo me queda su nombre y las fotos que pensando en ella he hecho de cuantas Gabiotas veo adornando este paisaje urbano, mi mundo actual es sólo de referencias a un pasado que por obra y gracia de algún Deja vú algún día, vuelva a ser presente.

Si el reinicio me lo digo a diario, los Dejavús se dan sólo en las realidades alternas a la del presente, no puedo volver nada si aún sigo ahí.

Ahora no se trata de ella físicamente, sino de volver a estar anímicamente donde estuve con ella, en un lugar al que me gustaría volver….empiezo a abrir brecha, a veces el agobio dobla, pero no quiebra, detrás de la montaña se oye el río, lo escucho y sé que voy a él con mejor rumbo que antes. En tanto seguiré leyendo tu aire, tu viento libertario.