jueves, 14 de enero de 2010

Viernes de locura

8 de Enero, tres meses.
Desayuné con mi viejo, me metí a bañar y como siempre perdí el tiempo a la hora de ponerme crema y secarme el cabello. Salí corriendo a la oficina.

A las 14 hrs ya me esperaba Daniel para irnos al estudio para saber como iba el desarrollo de los enanos. Llovía. Por fin logramos estacionar el auto en la Nápoles y caminar a la torre donde el Doc nos hizo un estudio de hora y media.

Ese día debía tomar más agua de lo normal para poder ver todo a la perfección pero de igual manera me la pasé en el baño, el frío no ayudaba. Inició la ecografía, vimos a los enanos y experimente un sentimiento de tranquilidad y me reconocí como futura madre.

En estos meses aunque sabía que estaba embarazada, no podía creerlo todavía. Cuando te das cuenta que están ahí, dentro de ti y vez como se desplazan…¡por fin!

Me habían contado sobre la experiencia, yo tenía incertidumbre porque estuve enferma y tenía miedo de que no estuvieran bien por el medicamento, pero ya he platicado sobre ese temor. Cada que iniciaba una medida el doctor nos explicaba su importancia, me sudaban las manos, pero al término la certeza de su salud me relajó.

La mejor parte:
1. Están sanos y completos -y es que uno sueña cada tontera-.
2. Escuchar el latido de sus corazones con esa fuerza, es asombroso lo fuerte que son en tan pocos meses y la gran responsabilidad que tengo para que sigan así el resto de la gestación.
3. Uno es niño o al menos eso parece hasta ahora, el médico dice que de todas maneras hay que esperar un poco, pero la emoción del momento “no tiene precio”. Aunque debo confesar que para esos momentos el dolor en mi espalda ya no me permitió disfrutarlo tanto, lo que quería era levantarme.

La primer imagen nítida es asombrosa, pero cuando lo primero que vez es una mano perfectamente bien definida, deseaba poder sentirla. Ahora puedo asegurar que en mi caso, lo mejor fue esperar para su llegada porque ahora somos fuertes como pareja y ellos son el mejor regalo, aunque llegue el momento que quiera regresarlos o ellos no crean lo mismo de nosotros, vale la pena hasta contar cada centavo para comprar lo que queremos para su arribo a tierras mexicanas.

La cara de Daniel cuando vio a sus dos enanos es inenarrable, abría cada vez más y más los ojos como evitando el parpadeo para no perder un sólo detalle del momento, mordiendo su labio mientras me apretaba el pie (era lo único que tenía a la mano) me hizo el día. ¿Cuéntanos que experimentabas en ese momento?

Sobre la cara que yo hice, él tendría también que contarnos.

Salimos a las 16:30 apurados para llegar al seguro para nuestra cita, corrí con suerte nos atendió un médico amable y realista, me comentó que si me iba a atender con mi médico particular que con que le llevar todos los estudios que me mandara y las revisiones sería suficiente ¡Grandioso!

Logramos comer más allá de un sándwich y galletas a las 19:30 horas, llegamos a casa alrededor de las 20:30 directo a la cama, no dudo que como a las 21:30 ya estuviéramos dormidos.

Viernes intenso, aquí le dejo constancia de la maravillosa experiencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo después de oír esos latidos con tanta fuerza y rapidez.
Solo después de ver esas hermosamente-borrosas imágenes.
Se alcanza a comprender que lo mejor está por venir.

RdelC

Gabo dijo...

Te lo dejo de tarea, pero luego tus colores favoritos serán el rojo y el azul... Es el inicio de las caras mas asombrosas que pondran al día día. De nuevo felicidades GORDOSSSSS jejejeje

Anónimo dijo...

Bendiciones siempre.
Es increíble compartir el día a día con los tres!



Olivia