lunes, 24 de mayo de 2010

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Cuando perdiste a tu mamá escribiste para ella estas líneas:

Madre,
tarde o temprano éste es el fin
es la ley de la vida inexorable
es lo mismo para el justo y para el ruin
la muerte es la verdad, es inviolable.

Más no creas que por eso no te lloro
pues cuando a solas tu visión me asalta
sereno a pie firme y en voz alta
a Dios por tu infinita calma imploro.



Ahora soy yo quien dedica para ti las siguientes:

Soy físicamente la más parecida a ti, más no sé si mi corazón sea tan fuerte como el tuyo o mi alma tan libre, pero aprendí a ser honesta a amar de manera incondicional y a llorar por quienes amo a través de las palabras.

Nunca seré tu reflejo, pero si la imagen de lo que me enseñaste, me seguirá guiando tu experiencia y tu voz siempre estará en mis recuerdos.

Desearé siempre tener la capacidad de buscarte cuando los erreores me atormenten y aprenderé de ellos, intentaré enfrentarme a la vida como tú lo hiciste hasta el final, con valentía aún si el miedo me acompaña.

Espero hacer honor a tu recuerdo para poder heredar a mis hijos tu sabiduría, tus relatos y tu sonrisa.

Te amo abuelín.

3 comentarios:

In phidelio dijo...

El momento de silencio pronto será llenado con balbuceos enternecedores.

vehementis-mentis dijo...

Espero poder llegar a ser por lo menos una cuarta parte de lo que pudo ser para ti y poder enseñarles a mis hijos lo mucho que les enseño a ustedes y alcanzar a dejar huella en otras personas cómo lo hizo conmigo.

Hasta pronto, suegro, compañero y amigo!!!!

Anónimo dijo...

Tu corazón es fuerte...

Toda tu lo eres..

Te admiro mujer.


Olivia