Madre,
tarde o temprano éste es el fin
es la ley de la vida inexorable
es lo mismo para el justo y para el ruin
la muerte es la verdad, es inviolable.
Más no creas que por eso no te lloro
pues cuando a solas tu visión me asalta
sereno a pie firme y en voz alta
a Dios por tu infinita calma imploro.

Ahora soy yo quien dedica para ti las siguientes:
Soy físicamente la más parecida a ti, más no sé si mi corazón sea tan fuerte como el tuyo o mi alma tan libre, pero aprendí a ser honesta a amar de manera incondicional y a llorar por quienes amo a través de las palabras.
Nunca seré tu reflejo, pero si la imagen de lo que me enseñaste, me seguirá guiando tu experiencia y tu voz siempre estará en mis recuerdos.
Desearé siempre tener la capacidad de buscarte cuando los erreores me atormenten y aprenderé de ellos, intentaré enfrentarme a la vida como tú lo hiciste hasta el final, con valentía aún si el miedo me acompaña.
Espero hacer honor a tu recuerdo para poder heredar a mis hijos tu sabiduría, tus relatos y tu sonrisa.
Te amo abuelín.