martes, 19 de abril de 2011

En la pecera

Disfrutamos de un fin de semana en Cuernavaca en compañía de su primo de un año 3 meses y una alberca que les compraron los abuelos (pecera para enanos) para que pudieran disfrutar más con agua tibia y chapoteo.

Estuvieron en la 'grande' con papá y un silloncito salvavidas, sí rieron, gritaron, chapotearon y se dejaron consentir por él y el agua, patalearon un poco por instinto y después Dante nos sorprendió con la expresión: ¡ah! incluido el suspirito cuando le cayó agua tibia saliendo de la alberca y ¿por qué no? después a dormir la siesta.

Yo tomé las fotos, los abrace y besé como siempre las veces que puede y seguimos aprendiendo el arte de salir de viaje con ellos, cada día olvidamos menos cosas, soy positiva y creo que la siguiente no dejaremos nada esperando en casa y así contarles a mi regreso como descubrieron el mar.

martes, 5 de abril de 2011

Sonrisas y buenos días

Ya dicen hola, agua, papá y mamá y sí en ese orden, a menos que se encuentren en llanto nocturno de hambre, berrinche o necesidad de cariño en esos casos soy la madre más solicitada y seguramente mis vecinos creerán que la más desnaturalizada por permitir que dos criaturitas de 9 meses lloren de esa manera.

Quien no los conozca que los compre, son traviesos, gritones, exigentes, harto consentidos y por eso lloran a la menor provocación, aunque se saben comportar en público (mustios) y su llanto no dura más de un minuto a menos que sea por un catorrazo, en ese caso sí que lloran.

Dante: Le decimos ‘quis quis’ ¿por qué? Pues bien de cariño cuando nacieron les cantaba algo medio loco en donde le terminaba diciendo Dantirisquis quisquis quisquis y lo resumí a quisquis y lo divertido es que rápido aprendió que es él.



Leonardo: El muy original Leo, Leoncio, Leonidas, Leoniditas, Leodegario y lo que se me ocurra, también le canto cosas raras, pero...para que negarlo no le eche mucho coco y es Leo.



Las canciones son oootra cosa, sí les invento unas bien ridículas pero reímos mucho juntos, mis ‘nanos’ me han regalado miles de sonrisas, la primera el mismo día en que nacieron y eso me hizo la mujer más feliz y no dejé de llorar por todo y nada desde ese momento y hasta que cumplieron el mes (aún lo hago pero soy más discreta)

Ser mamá es un reto difícil, durante ese mismo mes, Daniel me encontró llorando con ellos muchas veces por no poder acomodarme para darles el pecho al mismo tiempo o porque no sabía que necesitaban o porque el cansancio era extenuante y no podía consolarlos a los dos y dormirlos y muchas otras sin decirlo realmente porque me sentía sola, muy sola y no podía recurrir a mi familia para que me apoyaran pues todos estábamos en duelo por mi la pérdida del abuelín (mi padre) y no me atrevía a suplicar que también a mí me cuidaran.

A sus nueve meses, ya quieren caminar, ya gatean, pero les gusta más el paseo por la casa a costa de la espalda de cualquier acomedido, y si en el camino encuentran algo atractivo para ‘ir comiendo’ pues qué mejor, no importa si es juguete, zapato, calcetín, la mano, el pie o la ropa de su hermano, lo que sea es bueno.

Ayer me avisaron en la guardería que ya se levantan solos en su cuna y se agarran del barandal y que para como van no dudan que antes del año ya estén caminando ¡sopas!

Tanto por hacer, acomodar la casa a prueba de enanos, reponerles sus discos que perdimos en la mudanza, su papá se puso las pilas y ya tiene Metallica para bebés, Rock para bebés y algunas otras, aprender a cocinar más papillas y esperar que ya duerman la noche de corridito.

Tengo mis momentos favoritos en el día, despertarles en la mañana con un beso y preguntar qué tal durmieron y recibir una sonrisa como respuesta, cargarlos para llevarlos a dormir a su cama y si ya están allí, llegar a besarlos y decirles cuánto los amo y sentir sus manitas en mi rostro seguida de una sonrisa que me indica que saben que ya estoy en casa y que sí, con todo y que estoy muy loca les caigo bien y al parecer también me aman.